Apuesta segura. Éxito garantizado.
Caballo ganador. La diversión y el espectáculo que ofrecen Kiss llevan esos
adjetivos y es lo que buscamos las miles de almas que abarrotamos el palacio de
los deportes para pasar unas horas de desfase y disfrute de mano de una de las
bandas de rock and roll más originales en directo de todos los tiempos.
Abría la velada, sorprendentemente
por lo diferente del estilo, nuestro siempre alabadísimo reverendo Dave Mustaine,
en un concierto trampa (mucho público a tus pies, pero no sabes si ni siquiera
te conocen), que solventó bien a la mitad, y me explico. Bien es sabido que las
bandas teloneras siempre cuentan con peor sonido que la banda principal, cosa
totalmente entendible y asumible por parte de banda y público. Pero ese mal
sonido inicial, que parecía cosa de la técnica, no fue escusa, sino una de esas
cosas a las que el pastor Dave nos ha ido ya tristemente acostumbrandos. Me
refiero a su ya casi inexistente voz, de la que nunca fue un portento, pero que ahora hay que
rebuscar más en el público que saliendo de su garganta. Pensábamos que las
guitarras estaban demasiado altas o la ecualización descompensada, pero no era
así, ya que los instrumentos tras 2 o 3 canciones comenzaron a sonar muy bien,
pero la ronca y muy baja voz de Dave no se oía ni por casualidad. Al menos no
le faltó energía ni calidad en la guitarra y el público respondió mucho mejor
de lo que me esperaba, ya que no nos engañemos, el público de Kiss y de Megadeth
no son normalmente el mismo.
Los temas fueron coreados y disfrutados, y es que
la banda dio uno de los mejores conciertos que les he visto, los fichajes son
de una calidad extraordinaria: el belga Dirk Verbeuren a la batería (alguien que
ha estado en los gores Aborted, que por cierto, nos visitan en noviembre, tiene
que ser una máquina) sustituye (al fin) al soso de Shawn Drover, y dio un
concierto estupendo, y Kiko Loureiro (recambio del gran Chris Broderick) demostró
una maestría fantástica, este Mustaine se busca unos guitarras fuera de lo común, hacen que
los solos de sus canciones parezcan fáciles de memorizar y tocar en unas
semanas, vaya fieras. Y qué decir de Junior, parece que nunca se fue, es el
brazo de derecho del pastor y parte activa del éxito actual del combo. Las
proyecciones durante el concierto fueron muy acertadas y animadas, sobre todo
los cortos de las canciones de Dystopia, del
que cayeron el temazo homónimo (esa guitarra durante el estribillo es de
10) y The Threat Is Real. Abrieron la velada con su clásico Hangar 18 para
empezar con las cuerdas calentitas, sorprendieron a continuación con la poco
habitual The Conjuring del Peace Sells y
del que también cayó la inusual My last words y el cañonazo Peace sells con
imágenes de militares de fondo. De Tornado of
Souls siempre me fijo en el solo
para valorar al guitarra de turno, en este caso: un sobresaliente para Kiko. Los
clásicos Symphony of Destruction (¡Megadeth, Megadeth, lololo, Megadeth!) y Holy wars
completaron el genial y corto set list, y dejaron como outro la rara pero chula
Shadow Of Deth del raro pero chulo The System has failed. Un buen concierto en
líneas generales, empañado por la labor vocal, una pena.
Set List:
Hangar 18
The Threat
Is Real
The Conjuring
Take No Prisoners
My Last
Words
Tornado of Souls
Dystopia
Symphony of Destruction
Peace Sells
Holy Wars... The Punishment Due
Hago un pequeño inciso para
destacar el desproporcionado tamaño de la zona de la pistaVip: asumo, aunque no
comparto, que se haya puesto de moda este concepto de pagar más por ver mejor a
la banda en las primeras filas, pero que dicha zona ocupe la mitad del pabellón
me parece ya excesivo.
Hecho el paréntesis. Llegaba
el tiempo para la fiesta. Y la banda principal
adoleció del mismo fallo que los teloneros, pero la diferencia, es que aquí no
importa: la voz de Paul Stanley hace tiempo que es una amalgama de gallos, y algunas
líneas vocales o canciones enteras suenan
sin melodía y sin seguir el ritmo, pero...¡nos da igual!, ¿Y por qué a Megadeth
no se le perdona?, porque estos, sólo
cuentan con su música, Dave no da saltitos ni lleva artificios, y si la música
no está al 100%, el show queda cojo. En cuanto a Kiss, mientras el resto de
cosas del concierto nos haga sentir como en una fiesta de película, perdonamos
que el maestro de ceremonias hable como un patito de goma A su favor no
olvidemos que este señor cuenta con 66 tacos a sus espaldas y, como he
comentado en la crónica del Download, da mil vueltas en actitud y energía a muchas
bandas con miembros de menos de 50 años que se asomen por los lares del rock. En
cuanto al resto de voces nada que objetar: Mr. Simmons, que nunca tuvo una
técnica ni una voz prodigiosa, canta y toca exactamente igual que hace 30 años.
Es una lástima que Eric Singer y Tommy Thayer solo se canten un tema cada uno (Black
Diamond y Shock me, respectivamente), ya que lo hacen francamente bien para no
ser cantantes, y en cuanto a sus instrumentos, también son los mejores de la
banda.
Al show le faltaron algunos trucos (el bazoka, el humo de la guitarra de
Thayer, el chorro de luz de la guitarra de Stanley), pero contó con toda la
artillería pesada en cuanto a fuego y petardazos y con el resto de artificios: las
plataformas, vuelos, pantallas, discursos divertidos, bailes sensuales, gestos
provocativos, etc. son el envoltorio
ideal para esos temas básicos y fiesteros, con estribillos fáciles y coreables,
esos que son fáciles de memorizar y disfrutar en una escucha rápida, de ahí su
éxito entre los más pequeños (había muchos niños entre el público): son fáciles
de escuchar y sus conciertos son como un parque de bolas, todos volvemos a ser jovenzuelos
en un concierto de Kiss: saltas, ríes, gritas, haces amiguitos…y lo mejor de
todo, los adultos del escenario te animan a que no pares de hacer el mono.
En cuento a temas, eché de menos
algunos clásico, sobre todo Strutter, pero de un tiempo a esta parte, de bandas
que ya he visto varias veces y con set list muy parejos entre sí, los temas
poco habituales, esas pequeñas joyas escondidas en sus discos y que no suelen
aparecer en los directos habituales, son las que más me suelen gustar en los
conciertos. Por ejemplo, del Sonic Boom, para mí, uno de los mejores discos de
su carrera, tocaron Say yeah, y de los más antiguos me gustaron Shock me y
Flaming Youth acompañado de entrañables imágenes antiguas de la banda
Otro asunto a destacar: vale que haya gente que vaya a verlos por curiosidad y no se
sepan todos los temas, pero que estando Paul en la mitad del pabellón cantando
a capela Black Diamond, y darme la impresión de que yo era la única persona en
varios metros a la redonda que se la sabía, me hizo sentir una especie de conexión
mística con Paul: él ahí con el foco puesto en la estrella de su ojo, mirando
como un tío situado a su derecha es el único que berrea la estrofa inicial del
tema, que humildemente ha pedido que cantáramos con él. Momentos mágicos, yeah.
Del resto de temas, pues cosas
flojillas como Calling Dr Love, Firehouse o God of Thunder se ven amenizadas
por sus respectivos trucos (flying Gene, por ejemplo). Otras canciones, mucho
mejores y entretenidas por si solas (Love gun, I was made for lovin´ you, Detroit
Rock City…) también tienen algún añadido especial (flying Paul, por ejemplo).
El final con Rock n roll all nite,
es algo que debería vivir toda persona que le gusten bien la música, bien el
jolgorio, o ambos. Durante ese tema hay ratos que no sabes lo que pasa en el
escenario, parte por los papelitos (¿he dicho que me encantan los papelitos?),
parte porque estás en un estado de alegría que te ciega, y joder, me da igual
que Paul Stanley sea una fábrica de gallos y que a veces repitan cosas año tras
año, pero mientras nos hagan vivir magníficas experiencias yo seguiré yendo a estos
parques de bolas.
Set list:
Deuce
Shout
It Out Loud
War
Machine
No hay comentarios:
Publicar un comentario