Por orden de disfrute, el sábado
(tras un ya mayor Rosendo, fuera de toda lógica, lugar en el cartel, horario y escenario),
pudimos ver al gran artista con mayúsculas:
Alice Cooper, acompañado de su renovada banda de base rítmica y 3 hachas siendo la
más virtuosa, técnica y enérgica Nita
Strauss. Un estado de forma genial, interpretando los temas con su peculiar y
genuina voz, y desde el primer momento una banda entregada, con mucha energía, destacando
un set list variado, aunque con ciertos altibajos, rescatando temas no muy populares,
que dejaban descansar las piernas y el cuerpo por unos minutos. Hasta el tema
número 13 de la noche con Feed my Frankenstein,
el bueno de Alice no empezó a deleitarnos con sus teatralizados números correspondientes
a cada canción, y que son una auténtica maravilla que combina música e interpretación,
en un alarde de show original y rompedor: Monstruos, enfermeras zombis,
decapitaciones…todo es posible en el teatro de Alice Cooper, y si además la
banda sonora es de calidad, el espectáculo es de palomitas y ovación. Me encantaron
las baladas, Under my Wheels y el colofón de School´s Out, con Joe Perry de
Aersmith acompañando a la banda, y con un medley de The Wall de Pink Floyd, que
hizo botar al respetable como botaban los globos de colores, el confeti, y la alegría
del ambiente. El triunfador de la noche y del festival en conjunto.
Era el turno de la banda más
heavy de la noche (casi la única que vimos en los dos días), los eternos Saxon, que una vez
más, y van nosecuantas, no decepcionan y dan una lección de profesionalidad, entregando
todo y más durante su actuación: más canas igual a más energía, no bajaron un ápice
el pie del acelerador, y desde Crusader hasta Princess of the Night, Byfford y los
suyos volvieron a darnos envidia con una madurez que ojalá lleguemos a alcanzar en cuanto a vitalidad
y disfrute de que lo haces. Hicieron gala
de un (por fin) escenario a la altura de la banda grande que son, con fuego,
pantallas y escaleras, destacando las vidrieras simuladas durante Crusader.
Temazos: 20.000 feet, Dallas 1 pm... clásicos y más clásicos, aderezados con
temas nuevos que ganan en directo. A mí me volvieron a encantar, pon un Saxon
en tu festival: no te decepcionarán.
El domingo arrancamos con los rockers
Airbourne, a los cuales no doy ya mucho crédito en disco, creo que han agotado la
fórmula un tanto repetitiva en sus discos posteriores a Running Wild, un cd demasiado
bueno comparado con lo que vino después, pero a favor de estos temas nuevos he de
decir que en directo ganan potencia y energía, se disfrutan mucho más que en el
equipo de casa, y es que O´Keefe y sus secuaces siguen siendo esos correcalles,
acelerados y desbocados locos que van arrasando escenarios y maltratando
cuerdas de instrumentos, mientras riegan a su púbico literalmente con cerveza y
sudor. El sol en el pecho descubierto de esa bestia física que es el australiano
de voz raspada parece darle el combustible para no parar durante una hora en la
que tus pies y cabeza quieren coger el ritmo de la música, pero ésta corre más
que tú y te gana por goleada. Ánimo chicos, sacadme una sonrisa con vuestro próximo
álbum.
Nos vamos a otro escenario a ver
una de las bandas con más calidad del cartel, pero que (imagino que les ha pasado durante su gira con
Aerosmith) no se vieron acompañados del fervor del público, que esperaba ya a Tyler
y cía, o directamente buscaba el bocata antes que querer ver a estos chicos,
que ni muy metal ni muy rock son para mí una de las grandes bandas actuales y
de futuro. Pudimos disfrutar en las primeras filas de la calidad a las seis
cuerdas de Mark Tremonti, del cual conseguí una púa para Cris, fan de la banda. J. Myles Kennedy nos
quedaba en el micro del otro lado, pero
su portentosa y melodiosa voz llegaba nítida al igual que el sonido de toda a
banda, que por momentos fue perfecto (en general el sonido del festi ha sido
estupendo). El frontman pedía sin mucho resultado el calor del público, pero
hacia el final de la actuación, la gente
al fin cayó rendida ante los kilates su interpretación, y es que recomiendo si
aun no los conocéis, que deis una oportunidad a sus temas más conocidos (quizá
los álbumes son algo lineales), porque a día de hoy ofrecen algo fresco y
diferente.
Tras una hamburguesa de rigor, vimos
a Europe, los cuales ofrecieron un set list muy desinflado basado prácticamente
en sus últimos álbumes, y tocando sólo 3 o 4 temas clásicos, por lo que pese al
ímpetu de Tempest, el público no llegó a dar respuesta salvo en The Final Countdown,
que descorchó la botella de champán y ahí sí que se vivió un de los momentos álgidos
del festival. La gente esperaba a los Toxic Twins, y eso también se notó.
Y llegamos al plato fuerte de la
velada. He de mencionar que Aerosmith no son una de mis bandas de cabecera, al igual
que muchísima gente que estaba allí conozco sólo los grandes hits, pero he de reconocer
que son una banda grande, que en los 90 se hicieron gigantes, y que por muy comerciales
que puedan sonar, son puro rock y muy disfrutable por cierto.
La crónica se puede reducir a la labor
de Steven Tyler, que representa el 80% de la calidad y todas las miradas se
dirigen a él, el otro 15% es para Joe Perry, mejor guitarrista de lo que
esperaba, y el resto para una banda ya muy madura a los que ya no sabes cuantas giras más les pueden quedar.
Y es que Tyler parece el nieto de
los demás: un cuerpo, movimientos y actitud de veinteañero, un artista enorme,
de lo más grande que he visto sobre un escenario,
un nivel vocal que me dejó alucinado, aunque muy apoyado por los coros de su teclista,
llegaba a todos los tonos, me encantan esos gritos felinos desde el fondo de su
garganta. Cada gesto, contoneo, palabra, etc. estaba hecha para encandilar a su público y a las
cámaras, es una estrella de televisión capitaneando una banda de rock, totalmente
hipnotizante, totalmente genial.
Respecto al set list, muchas versiones
(5, pero bastante amenas), y los estribillos muy coreables. El montaje escénico
prácticamente nulo, lejos de lo esperado en una banda de su caché, tan sólo un piano
en Dream on (pelos de punta) y confeti en Walk this way.
Un gran festival, que este año añadió
un agradable césped artificial en toda su superficie. La carpa algo regular, porque
se solapaba el sonido de los escenarios grandes, vimos un poco de Exciter, y se
hacía difícil seguir sus canciones con Rosendo de fondo. Los puestos de
camisetas, como el año pasado: falsísimas. Muchos puestos de comida, la
hamburguesa entre 5 y 7 euros, y la bebida, 2´5 el vaso de refresco, con muchos
bancos para cenar.
Al año que viene más caña, por favor,
jeje.