Hace casi un año pude disfrutar
del conciertazo que ofreció Saratoga en una Riviera a reventar y entregadísma
en la gira del 25 aniversario de la banda y del 15 de su disco más aclamado: “Agotarás”.
Salvando algunos aspectos que comentaré a continuación, la banda sigue en plena
forma y con ganas de seguir comiéndose el mundo, ahora de gira con"Aeternus" y con el regreso hace un disco de
Jero y Dani, mucha gente se ha reenganchado de nuevo a la banda, y están
teniendo una acogida estupenda. No es que con Tony Hernando y Andy C. sacasen malos discos, pero son esas cosas inexplicables que tiene el arte y la
música, no sabes cuando puede surgir de nuevo la magia y por qué la gente
responde mejor a ciertos trabajos o épocas. La realidad es que están de dulce
y es algo que hay que aprovechar.
Comencemos con la crónica: el
evento tuvo lugar en la salmantina sala Music Factory, un bar de copas de aforo
pequeño, pero bastante acogedora y con larga experiencia en la preparación de
conciertos y eventos de todo tipo; se agradece la apertura a los sonidos más
heavys dentro de su agenda. Cuando llegamos a la sala, estaban interpretando
dos temas (Ángel de Barro y Mi ciudad) para los fans que habían
adquirido entradas vip, que también daban derecho a merchandising y a charlar
personalmente con los miembros de la banda. Oímos las canciones desde fuera, y
la cosa prometía. Ya dentro del local, la sala se fue llenando poco a poco, y
tuvimos que aguantar un inexplicable retraso de 1 hora y 10 minutos (¿fallo en
las entradas que indicaban la apertura de puertas como comienzo del bolo?). Quizá
la respuesta estaba en los múltiples fallos técnicos que sucedieron durante la
noche, y que se fueron resolviendo de la mejor manera posible.
Los 4 fantásticos al fin aparecen
en escena, y quien sabe si a modo de disculpa por el retraso nos golpearon con
uno de sus mejores temas: A morir, de
su extraordinario Agotarás. La banda sale a morder, pero el sonido tarda en
salir de los altavoces, menos mal que al ser una sala pequeña y compacta se oye
el sonido que sale de sus monitores. Tete se da cuenta y se le ve considerado y
preocupado por su público, siempre intentado buscar soluciones. Ya con los
decibelios a tope (desde Slayer uso tapones y no sabéis lo que se agradece), nos van machacando golpe tras
golpe con una combinación de sus temas más míticos y de nada más y nada menos
que 6 temas de su nuevo cd, Aeternus, una
obra con unas interpretaciones y un sonido geniales, pero para mi gusto, un
pelín por debajo de su anterior Morir en el bien, Vivir en el mal, aún así, no
deja de ser un trabajo excelente. Lástima que muchos de los presentes no tuvieran
aún aprendidas las nuevas canciones, porque la gente se mostraba muy parada y
callada durante dichos temas. El bueno de Tete intenta no contagiarse, pero
durante la primera mitad del concierto se le vio un poco menos fiero de lo que
luego nos mostró. Siguiendo con los problemas técnicos: Fallaban los micros de
Jero y Niko, el monitor de Jero… pero como grandes profesionales y
amantes de su público que son no permitieron que la cosa se viniese abajo, y nos
siguieron atacando con misil tras misil: No sufriré jamás por ti y El vuelo del halcón de la época de Toni Hernando, fueron muy bien recibidas, enlazando con
Maldito corazón (del Clan de la lucha), Perro traidor (Mi ciudad) y ese medley
de baladas de Si amaneciera (Clan de la lucha) y Acuérdate de mí (Aeternus),
fueron varios de los mejores momentos de la primera mitad del bolo. Tete va entrando por momentos en un estado de
super guerrero (como la camiseta de saiyanos que lucía), y su voz y garra van
aumentando con los temas. Van cayendo joyas como Vientos de guerra, Las puertas
del cielo y Resurrección (Agotarás), mezcladas, como he indicado antes, con
temazos del Aeternus: Una vez fuimos héroes, Tres ahorcados, Siempre hacia el
sol, Si tú no estás. Tuvimos lucimientos y solos de Dani, Niko y Tete, y en la recta final nos ofrecieron el último
single, El olvidado de Dios, y Como
el viento (Morir en el bien…). Temazos nuevos pero muy bien recibidos y
con los que la banda se llevó la gran ovación del público, esta vez sí, ya más
animado y calentito; no era para menos con las dos horas de auténtico heavy
metal que nos habíamos metido para el cuerpo servidas con el saber hacer de
esta gran banda
He querido dejar la valoración de
los músicos para el final, ya que merecen todos ellos que señalemos sus dotes
técnicas y calidad musical y humana. Se les ve muy cercanos y con muy buen
rollo entre ellos, y eso se ve reflejado en su actitud sobre las tablas: esa
mezcla de pasarlo bien y darlo todo sin escatimar recursos y fuerzas, hacen que sean uno de los combos
más en forma del heavy nacional, y por qué no decirlo, al nivel de muchas
bandas internacionales. A modo individual Niko, Jero y Dani, son auténticos
maestros de sus instrumentos, cada uno con su forma de tocar, pero todos
formando una unidad que arrasa formando melodías y armonías pegadizas a la par
que contundentes.
La lástima… es que Tete, es un artista sobrenatural, y se
lleva todas las miradas. En este concierto yo quería estar más atento a los instrumentistas,
pero es inevitable que Tete arrastre
todas las miradas hacia él: es un pequeño y musculado recipiente de poderío y simpatía,
del que sale una de las mejores voces que podréis escuchar en un escenario a
día de hoy, y quizá de siempre. No exagero cuando digo que cuando lo da todo
parece fuera de sí, manejando sus cuerdas vocales a su antojo, totalmente
sobrado en temas que sólo el inmortal Leo Jiménez parecía poder interpretar,
pero este muchacho a igualado a su maestro (además, es simpático y bien parecido, como él), y no hay quien le
pare. Se atreve con guturales, gritos sin micro, chillidos interminables… el
concierto de hace un año no fue flor de un día, y es un gustazo ver como sigue
en forma, y sin visos de bajar el pistón. Como puntazo de la noche, llevado por
esa energía incontenible que le caracteriza, se lanzó desde la barra al
público, siendo atrapado casi prácticamente por este humilde redactor, pero
qué demonios, esa noche entregué mi integridad física sin dudar para que el mundo pueda disfrutar de este monumental artista.
Al final del concierto, mientras marchaban al hotel, le estreché la mano y me
despedí de él hasta la próxima, porque de seguro que no será esta la última vez
que nos crucemos con Saratoga.
(Material gráfico de Cris, que de
nuevo, se ha convertido en fan de otro grupo tras verlo en directo, jeje).