Rob Halford: voz
Glenn Tipton:
guitarra eléctrica
Richie Faulkner:
guitarra eléctrica
Ian Hill: bajo
Scott Travis:
batería
Aquí tenemos el décimo octavo disco del sacerdote, cifra al
alcance de muy pocas bandas. Y al alcance aún de menos bandas, poder presumir
de una discografía rayando a semejante nivel. Excepto el lejano Point Of Entry
y el prescindible Demolition, no se me ocurre ningún disco de esta genial banda
que no haya estado a la altura de su historia.
Y Firepower, lejos de ser un disco para salir al paso y
cumplir expediente, me parece un compendio de las grandes virtudes de esta
banda, luchando contra viento y marea, ya que la edad de sus miembros
contradice completamente el resultado que plasman en sus canciones. Es
alucinante lo que han hecho y siguen haciendo. Intentaré ser imparcial, cosa
muy difícil ante una de mis bandas favoritas, que escucho desde hace más de 20
años.
La primera escucha enseguida me dijo que este disco no
estaba a la altura de su predecesor, RoS. Pero para nada significa que
Firepower no sea un buen álbum. (En mi opinión, RoS dejó un listón
sorprendentemente alto a unas alturas en las que nadie se espera que los Judas
se saquen semejante disco de la manga).
Pero esta primera escucha también me
reveló algunas de las grandes virtudes que esta banda sigue conservando: para
empezar, el extraordinario trabajo de ese monstruo a las baquetas llamado Scott
Travis. A falta de solos de guitarra imposibles, que marcaron una época y un
género, la banda ha sacado músculo a través de su ya histórico batería (ya son
28 añitos aporreando para el sacerdote). Pero no sólo mamporros tiene este
álbum, el Dios Incombustible Halford sigue manteniendo un nivel vocal
asombroso, sobrehumano, para un abuelete de 67 años. Seguro que hay muchos
filtros y trucos de estudio, pero detrás de todo eso hay un tipo con un talento
prodigioso. Y entrando en la parte instrumental, aclarar que el bueno de Ian
Hill sigue siendo el eterno bajista, el complemento perfecto que sirve de
enlace entre Travis y los hachas. Y de estos últimos, decir que tiene mucho
mérito el acoplamiento de Faulkner a una banda tan, tan curtida. De Tipton, qué
decir, un señor al que sólo la enfermedad ha podido jubilarle y que ha peleado
durante 10 años contra ella por seguir a toda costa en activo. A pesar de todo,
su genio creativo se nota y el álbum conserva una buena colección de riffs
marca de la casa y el nivel general en este sentido es bastante aceptable,
recordando en ocasiones a esos Judas que en los 80 nos dejaban pasmados con
Defender of the Faith y Ram It Down.
La producción, como suele ocurrir con los Judas, es
impecable y se distingue nítidamente cada instrumento, notando algo más de
protagonismo de Ian Hill de lo habitual, sobre todo en cortes como END. Buen
trabajo del productor, con el que no colaboraban desde Ram It Down. A destacar
los pasajes más acústicos, en los que se han sacado melodías muy pegadizas que
aún consiguen poner los pelos como escarpias.
Y esa es una gran virtud de este álbum: que no pretenden
emular la potencia de tiempos pasados y combinan sabiamente temas muy poderosos
como Firepower o Lightning Strike con otros muy melódicos y accesibles,
haciendo de éste un disco variado y que entra bien desde el principio.
Analizaré primero los cortes que me han parecido más
destacables:
Firepower, en el que la banda se sacude de encima 20 o 30
años, con un Travis enorme a las baquetas, una buena colección de riffs marca
de la casa y Halford partiéndose el pecho. Me flipa que este señor aún consiga
sacarse de las entrañas ciertos agudos. Un tema de corte claramente speed.
Lightning Strike, con la categoría de himno, es uno de los
puntos fuertes del disco y la banda acertó al presentarlo de los primeros. Es de
los que creo que deberían pasar al set list de la banda y será de los que los
fans corearán en directo.
Evil Never Dies, aunque de entrada baja el nivel de potencia
y de épica de los dos anteriores, tiene una buena colección de riffs y de
grititos de Halford. Me encanta la parte central instrumental, en la que
predomina el bajo más de lo habitual en la banda.
Children of the Sun, aunque el tema en general es bastante
normalito no puedo dejar pasar el pasaje instrumental central. Me encanta la
nitidez de las guitarras con ese eco de fondo, acoplado a la entonación de
Halford, que para cortes lentos como éste sigue manteniendo su capacidad de
siempre inalterada en los tonos medios.
Guardians, genial ese inicio de piano, de esas melodías que
consiguen poner los pelos de punta y que demuestran que Judas sigue teniendo
algo más que potencia y riffs en pasajes puntuales. Y muy apropiada su unión
con Rising from Ruins. Siguen sabiendo componer piezas muy curradas y
pegadizas. Ésta en concreto me suena al estilo del Nostradamus, dentro de sus
buenos temas, que los tuvo. Épica, histórica, con un perfecto manejo de los
tempos y con riffs muy aceptables.
El resto de cortes, aunque no los destaque, creo que
mantienen bastante bien el tipo y siempre cuentan con pasajes bastante
brillantes, ya sea por los duelos de hachas, el nivel vocal de Halford o por
ser bastante pegadizos. Alguno de ellos podría haber entrado como cara B.
Never The Heroes, tiene un estribillo muy coreable, me
encanta ese Fight! muy manowariano J.
Flame Thrower, de corte pesado y lento, nos regala eso sí a
un Halford muy entregado.
Spectre, aunque sea de inicio prescindible, atesora una
parte instrumental muy decente, me cuesta descartarla.
Traitors Gate cuenta con buenos pasajes de guitarra acústica
y es un corte bien estructurado, y aunque a priori no se le puede poner pegas
le falta tal vez más gancho.
No Surrender, personalmente no me entra. Es un medio tiempo
que no me acaba de enganchar, pero no puedo negar que tiene buenos riffs. Me
suena algo comercial.
Lone Wolf, al igual que el anterior, parece un poco de
relleno, posiblemente podrían haber prescindido de él. Tiran de oficio y
técnicamente no se puede poner pegas, pero le falta… vida, chispa. Suena a
“tengo que completar el álbum y no sé qué meter”. Es de esos cortes que darían
la razón a KK Downing cuando declaró que la banda estaba perdiendo gas y que
las cosas no se estaban haciendo bien. Tal vez sería un buen momento para que, rencillas aparte, KK Downing reingresara en la banda.
Sea of Red, es un
medio tiempo largo que empieza con una parte acústica y es un corte claramente
para lucimiento de Halford. No está mal, pero es una pena que no hayan cerrado
con algún corte rápido, de esos que te dejan flipando y esperando que empiece
la gira.
Resumiendo, un álbum muy decente y que en general pasa muy
bien el corte. Atesora las virtudes de la banda, que no sólo son riffs
vertiginosos y rock duro. No olvidemos sus inicios y discos como Rockarolla,
Sad Wings of Destiny o Sin After Sin, que marcaron una época y no precisamente
por su ritmo endiablado.
Es una gran noticia que la banda aún se anime a sacar
álbumes y es un mérito increíble. Una hoja de servicios intachable y al alcance
de muy, muy pocos.
Gracias, Sacerdote, por mantener tan alta la fe de tus fieles.
Por siempre.
Canciones:
«Firepower»
3:27
«Lightning
Strike» 3:29
«Evil Never
Dies» 4:23
«Never the
Heroes» 4:23
«Necromancer»
3:33
«Children
of the Sun» 4:00
«Guardians»
1:06
«Rising
from Ruins» 5:23
«Flame
Thrower» 4:34
«Spectre» 4:25
«Traitors
Gate» 5:43
«No
Surrender» 2:54
«Lone Wolf» 5:09
«Sea of Red» 5:51