Corría el año 2002 y pasaba yo mis
imberbes años de estudiante universitario en Salamanca descubriendo a grandes
pasos bandas de heavy metal y acudiendo a los conciertos que se daban de vez en
cuando en las salas más alternativas de la ciudad. No recuerdo como cayó en mis
manos el trabajo de una banda de la que conocía algunos temas anteriores y que
resultaban cuando menos interesantes. Pero el salto cualitativo de este nuevo
cd era a todas luces imponente: velocidad, sonido, potencia, temazos, voz, instrumentos…
todo rallaba a un nivel absolutamente espectacular. Quemaba el cd de escucharlo
una vez tras otra y no dejaba de preguntarme como ese material de una banda
española podía salir por los gastados altavoces de mi amado radiocasete.
Aprovechando la visita de mi gran amigo Eliween (nombre en clave) y
coincidiendo con el concierto de dicha banda en la ciudad charra, nos
aventuramos a las primeras filas del mismo para disfrutar como enanos de como
aquellas bestias del directo reproducían con más calidad y potencia aún si cabe
el sonido que habían reflejado en los surcos de esa obra inmortal del heavy
metal español. Aquella banda era
Saratoga y aquel disco se titulaba Agotarás. Más de quince años más tarde, vuelvo a encontrarme
cara a cara con tres de aquellos cuatro musicazos para comprobar que el tiempo
se ha detenido en aquellas notas que marcaron parte de mi pasado y presente en cuanto a
música se refiere.
La gira que rememora los 25 años
de carrera de la banda y los 15 de la edición del Agotarás ha recorrido varias
ciudades y países con gran éxito, y ayer se ponía la página final de la fiesta
en la capital y casa de estos madrileños. Se conocía de antemano que iban a
tocar el disco entero y en el mismo orden, pero se desconocía qué temas del
resto de su carrera iban a tocar o que sorpresas nos depararían.
Con un lleno absoluto de la
Riviera la expectación por ver como Tete Novoa iba a ser capaz de defender todos
los temas que en su día bordó el maestro Leo “La Bestia” Jiménez era mayúscula. Y con decir
que durante la gala nadie se acordó del bueno de Leo, creo que queda todo
dicho. Este muchacho está tocado por los dioses del Valhalla, no sólo tiene un
chorro de voz como pocas veces he podido disfrutar sino que su actitud sobre
las tablas es de un auténtico “disfrutador” del heavy metal, transmite esa pasión
que sólo la gente que lo que hace lo hace de corazón es capaz de dar.
Sale toda la banda y comienza la
fiesta. Lamentablemente la voz de Tete no se escucha muy alta en los primeros
temas, y añadido a que toda la sala cantaba las canciones a un volumen estruendoso,
hizo que en al principio escuchásemos más al clamor de la masa que a la
voz del líder de ceremonias. Cosa que, inevitablemente para las gargantas del
respetable, pasó factura, y es que unos temas tan agudos y de los que te sabes
todo de “pe a pa” te dejan afónico a la primera de cambio y se notó en el resto
de vociferaciones posteriores.
El inicio del concierto con Con mano izquierda, Tras las rejas, A morir
y Las puertas del cielo significaba muchos temazos y muy seguidos,
demasiado bueno para empezar un concierto, pero estos chicos iban a tope desde
el principio. La máquina del pródigo Dani a la batería, que no ha perdido nada
de su técnica y pegada, el espectacular Nico al bajo (para mí el que más me
gusta de la banda), que tocó hasta con el pie y la lengua, el también regresado
Jero a la guitarra, clavando sus solos y la nueva bestia de Tete como líder de
una banda que se atesora como compacta y con un nivel técnico muy bueno forman
un cuarteto impresionante.
El chorro de voz de Tete era lo
más destacado, sin lugar a dudas. Al final de cada estrofa siempre caía un
grito descomunalmente alto, prolongado y agudo, incluso a veces con guturales.
Estaba desbocado, fuera de sí, este concierto era su consagración, su momento, y
nadie se lo puede ya arrebatar.
Seguía el recital con algunos
temas ligeramente menos espectaculares que los del comienzo, pero no por ello
faltos de calidad. Tete, muy comunicativo entre las canciones, nos presentó El gran cazador con un alegato a favor
de los animales y en contra de las matanzas de toros; en Mercenario habló en contra los asesinatos de seres humanos y más
concretamente de niños; y en Parte de mí,
que dedicó al guitarrista de su otra
banda en solitario, nos hizo encender el móvil para crear un cielo estrellado
en el que cada uno de nosotros recordásemos a algún ser perdido. Ha sido la
primera vez que veo a un cantante llorar en medio de una canción y a varios hombres
hechos y derechos abatidos entre el público por el sentimiento de un tema.
El disco va llegando a su final y
en el tema Resurrección Tete se
encarama a la barra de las palmeras y dirige al respetable a su antojo, no para
de correr, moverse e interactuar con sus compañeros y con el público, es un
portento físico el muchacho. Acaban con Ratas,
uno de mis temas preferidos y del que os dejo un extracto.
Terminado el magnífico primer
tramo del concierto, nos amenizan con una sintonía del eterno Antonio Vivaldi,
la cual acompaña a un vídeo en el que se muestran las carátulas de todos los
discos que ha generado Saratoga en sus 25 años de vida. Después, el típico
jueguecito de hacer cantar al público por sectores, que personalmente preferiría
que fuese rellenado con un tema, pero bueno, lo estábamos pasando todos en
grande. Durante la cita todos los músicos fueron ovacionados, y contaron con
sus respectivos momentos de lucimiento personal con unos solos fantásticos.
Tocaba el turno para tocar una
canción por disco, y empezando por el primer corte del primer redondo de la
banda arremetieron con Grita, Perro
Traidor y Vientos de Guerra. Con estas dos últimas la sala se vino totalmente
arriba, hubo confeti y ambientazo, aunque visto objetivamente es raro el
ambiente tan festivo teniendo en cuenta el contenido poco amistoso de las
letras.
Siguieron con una estupenda Maldito corazón del Clan de la lucha, y sorpresivamente se dejaron en el tintero los
discos Tierra de Lobos y Némesis, sus motivos tendrán, quizá no son obras que
recuerden con mucho agrado.
Legaba un momento especial para
Tete, en el que recordaba como entrar en la banda en el disco VII cambió su
vida para siempre y lo dio todo con la interpretación del Vuelo del Halcón, No sufriré jamás por ti y Como el viento, de su último
disco, con el que han vuelto a reenganchar a muchos fans.
Presentaron a todo su staff,
desde managers a pipas y técnicos y se acordaron de todos aquellos integrantes
del grupo que han pasado por sus filas y ya no están, un bonito gesto (hubiese
sido la bomba algún invitado, pero está claro que estos cuatro chicos son el
presente y futuro de la banda, y reunir a todos lo que han pasado por el grupo
en un sólo concierto sería un poco excesivo). Pero el miembro más importante de
Saratoga y de cualquier grupo, nos recordaron, somos nosotros, gastando nuestro
dinero en entradas y discos y apoyando una música que sin el empujón de otros
grandes elementos, necesita del trabajo de la hormiguita para triunfar, y el
fan es parte importante de la ecuación: si lo cuidas y le das calidad, nunca te
abandonará. Esta noche lo dimos todo, hubo hermandad, buen rollo y cada uno de
nosotros hizo un viaje al pasado a través del metal, dejándonos todo en cada
tema en 2 horas que se pasaron volando.
Grabaron varias partes del
concierto y al final se fotografiaron con unos globos con las fechas 15-25, con
el Fear of the Dark de fondo. Todo muy festivo-emotivo y muy muy heavy. El “fuera
de control” de Tete se marcó un Bobby Blitz y se lanzó al público y se mezcló
con todos nosotros, recibiendo un baño de agradecimiento por esta noche inolvidable
que nos hizo recordar una obra maestra del heavy metal en español y constatar
que aquí se pueden hacer grandes trabajos de vez en cuando. Y hacer a la gente
tocar el cielo de vez en cuando.
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