domingo, 25 de marzo de 2018

Saratoga ,24 Marzo 2018, Madrid, La Riviera

Corría el año 2002 y pasaba yo mis imberbes años de estudiante universitario en Salamanca descubriendo a grandes pasos bandas de heavy metal y acudiendo a los conciertos que se daban de vez en cuando en las salas más alternativas de la ciudad. No recuerdo como cayó en mis manos el trabajo de una banda de la que conocía algunos temas anteriores y que resultaban cuando menos interesantes. Pero el salto cualitativo de este nuevo cd era a todas luces imponente: velocidad, sonido, potencia, temazos, voz, instrumentos… todo rallaba a un nivel absolutamente espectacular. Quemaba el cd de escucharlo una vez tras otra y no dejaba de preguntarme como ese material de una banda española podía salir por los gastados altavoces de mi amado radiocasete. Aprovechando la visita de mi gran amigo Eliween (nombre en clave) y coincidiendo con el concierto de dicha banda en la ciudad charra, nos aventuramos a las primeras filas del mismo para disfrutar como enanos de como aquellas bestias del directo reproducían con más calidad y potencia aún si cabe el sonido que habían reflejado en los surcos de esa obra inmortal del heavy metal español.  Aquella banda era Saratoga y aquel disco se titulaba Agotarás. Más de quince años más tarde, vuelvo a encontrarme cara a cara con tres de aquellos cuatro musicazos para comprobar que el tiempo se ha detenido en aquellas notas que marcaron parte de mi pasado y presente en cuanto a música se refiere. 


La gira que rememora los 25 años de carrera de la banda y los 15 de la edición del Agotarás ha recorrido varias ciudades y países con gran éxito, y ayer se ponía la página final de la fiesta en la capital y casa de estos madrileños. Se conocía de antemano que iban a tocar el disco entero y en el mismo orden, pero se desconocía qué temas del resto de su carrera iban a tocar o que sorpresas nos depararían.


Con un lleno absoluto de la Riviera la expectación por ver como Tete Novoa iba a ser capaz de defender todos los temas que en su día bordó el maestro Leo “La Bestia” Jiménez era mayúscula. Y con decir que durante la gala nadie se acordó del bueno de Leo, creo que queda todo dicho. Este muchacho está tocado por los dioses del Valhalla, no sólo tiene un chorro de voz como pocas veces he podido disfrutar sino que su actitud sobre las tablas es de un auténtico “disfrutador” del heavy metal, transmite esa pasión que sólo la gente que lo que hace lo hace de corazón es capaz de dar.
Sale toda la banda y comienza la fiesta. Lamentablemente la voz de Tete no se escucha muy alta en los primeros temas, y añadido a que toda la sala cantaba las canciones a un volumen estruendoso, hizo que en al principio escuchásemos más al clamor de la masa que a la voz del líder de ceremonias. Cosa que, inevitablemente para las gargantas del respetable, pasó factura, y es que unos temas tan agudos y de los que te sabes todo de “pe a pa” te dejan afónico a la primera de cambio y se notó en el resto de vociferaciones posteriores.
El inicio del concierto con Con mano izquierda, Tras las rejas, A morir y Las puertas del cielo significaba muchos temazos y muy seguidos, demasiado bueno para empezar un concierto, pero estos chicos iban a tope desde el principio. La máquina del pródigo Dani a la batería, que no ha perdido nada de su técnica y pegada, el espectacular Nico al bajo (para mí el que más me gusta de la banda), que tocó hasta con el pie y la lengua, el también regresado Jero a la guitarra, clavando sus solos y la nueva bestia de Tete como líder de una banda que se atesora como compacta y con un nivel técnico muy bueno forman un cuarteto impresionante.



El chorro de voz de Tete era lo más destacado, sin lugar a dudas. Al final de cada estrofa siempre caía un grito descomunalmente alto, prolongado y agudo, incluso a veces con guturales. Estaba desbocado, fuera de sí, este concierto era su consagración, su momento, y nadie se lo puede ya arrebatar.
Seguía el recital con algunos temas ligeramente menos espectaculares que los del comienzo, pero no por ello faltos de calidad. Tete, muy comunicativo entre las canciones, nos presentó El gran cazador con un alegato a favor de los animales y en contra de las matanzas de toros; en Mercenario habló en contra los asesinatos de seres humanos y más concretamente de niños; y en Parte de mí, que dedicó al  guitarrista de su otra banda en solitario, nos hizo encender el móvil para crear un cielo estrellado en el que cada uno de nosotros recordásemos a algún ser perdido. Ha sido la primera vez que veo a un cantante llorar en medio de una canción y a varios hombres hechos y derechos abatidos entre el público por el sentimiento de un tema.
El disco va llegando a su final y en el tema Resurrección Tete se encarama a la barra de las palmeras y dirige al respetable a su antojo, no para de correr, moverse e interactuar con sus compañeros y con el público, es un portento físico el muchacho. Acaban con Ratas, uno de mis temas preferidos y del que os dejo un extracto.

 

Terminado el magnífico primer tramo del concierto, nos amenizan con una sintonía del eterno Antonio Vivaldi, la cual acompaña a un vídeo en el que se muestran las carátulas de todos los discos que ha generado Saratoga en sus 25 años de vida. Después, el típico jueguecito de hacer cantar al público por sectores, que personalmente preferiría que fuese rellenado con un tema, pero bueno, lo estábamos pasando todos en grande. Durante la cita todos los músicos fueron ovacionados, y contaron con sus respectivos momentos de lucimiento personal con unos solos fantásticos.
Tocaba el turno para tocar una canción por disco, y empezando por el primer corte del primer redondo de la banda arremetieron con Grita, Perro Traidor y Vientos de Guerra. Con estas dos últimas la sala se vino totalmente arriba, hubo confeti y ambientazo, aunque visto objetivamente es raro el ambiente tan festivo teniendo en cuenta el contenido poco amistoso de las letras.
Siguieron con una estupenda Maldito corazón del Clan de la lucha, y sorpresivamente se dejaron en el tintero los discos Tierra de Lobos y Némesis, sus motivos tendrán, quizá no son obras que recuerden con mucho agrado.


 


 Legaba un momento especial para Tete, en el que recordaba como entrar en la banda en el disco VII cambió su vida para siempre y lo dio todo con la interpretación del Vuelo del Halcón, No sufriré jamás por ti y Como el viento, de su último disco, con el que han vuelto a reenganchar a muchos fans.
Presentaron a todo su staff, desde managers a pipas y técnicos y se acordaron de todos aquellos integrantes del grupo que han pasado por sus filas y ya no están, un bonito gesto (hubiese sido la bomba algún invitado, pero está claro que estos cuatro chicos son el presente y futuro de la banda, y reunir a todos lo que han pasado por el grupo en un sólo concierto sería un poco excesivo). Pero el miembro más importante de Saratoga y de cualquier grupo, nos recordaron, somos nosotros, gastando nuestro dinero en entradas y discos y apoyando una música que sin el empujón de otros grandes elementos, necesita del trabajo de la hormiguita para triunfar, y el fan es parte importante de la ecuación: si lo cuidas y le das calidad, nunca te abandonará. Esta noche lo dimos todo, hubo hermandad, buen rollo y cada uno de nosotros hizo un viaje al pasado a través del metal, dejándonos todo en cada tema en 2 horas que se pasaron volando.


 Grabaron varias partes del concierto y al final se fotografiaron con unos globos con las fechas 15-25, con el Fear of the Dark de fondo. Todo muy festivo-emotivo y muy muy heavy. El “fuera de control” de Tete se marcó un Bobby Blitz y se lanzó al público y se mezcló con todos nosotros, recibiendo un baño de agradecimiento por esta noche inolvidable que nos hizo recordar una obra maestra del heavy metal en español y constatar que aquí se pueden hacer grandes trabajos de vez en cuando. Y hacer a la gente tocar el cielo de vez en cuando.

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