Cuando fuí al Wacken en 2011, una de las bandas que vi y que
no conocía eran Onslaught, unos thrasers británicos que me gustaron mucho y de
los que esperaba que visitasen nuestro país para poder disfrutarlos ya con
conocimiento de su obra.
No ha sido hasta éste 2015 cuando he podido tener la
oportunidad de verlos, y muy cerca de casa, en Salamanca, en la sala Bunker y
en la compañía de mi novia Cristina13, que se encargó de la labor audiovisual para la crónica ;)
Como introducción al grupo, su carrera se divide en dos
épocas: tres discos a mediados de los 80, de un thrash primitivo, directo, satánico
y crudo, y tras 15 añazos (¡¡!!) de parón y varios cambios de formación, otros
tres discos, de un thrash un poco más elaborado, mejor producido y de (para mí)
más calidad (tienen un cierto regustillo a los actuales Testament).
Hicieron un repaso a todos sus discos, notándose la
diferencia entre los temas más antiguos y los actuales, pero no cesando nunca
la caña, la velocidad y la calidad que todo buen thraser espera de una banda en
directo.
Para mí, el as del equipo es su cantante Sy Keeler, con un
dominio perfecto de las voces más
graves, los gritos más directos, y unos agudos marca de la casa que lo
diferencian de los tonos más lineales de la mayoría de las bandas de thrash.
Para mí un crack a las voces, que en una banda más grande no hubiese
desentonado en absoluto.
A los instrumentos tenemos al único miembro que ha durado desde el principio en la banda, Nige Rockett a la rítmica, sobrio y cumplidor. En la solista un joven y talentoso Iain GT Davies, que tomó muchas veces el protagonismo del show con su perfecta ejecución de los solos. En la batería otro joven, Mike Hourihan, de nivel alto y buena pegada y ritmo, y un veterano Jeff Williams al bajo, que era el que más animaba al personal desde el escenario.
A los instrumentos tenemos al único miembro que ha durado desde el principio en la banda, Nige Rockett a la rítmica, sobrio y cumplidor. En la solista un joven y talentoso Iain GT Davies, que tomó muchas veces el protagonismo del show con su perfecta ejecución de los solos. En la batería otro joven, Mike Hourihan, de nivel alto y buena pegada y ritmo, y un veterano Jeff Williams al bajo, que era el que más animaba al personal desde el escenario.
La banda rayó a un gran nivel interpretativo y de entrega,
pero su actuación se vio lamentablemente emborronada por el altísimo y mal
sonido de la sala. Una bola sonora en la que milagrosamente se podían oír (no
siempre) todos los instrumentos, y sin
la nitidez y calidad que se precisa en una banda rápida y potente. Más
decibelios en una sala pequeña no es una buena combinación, amén de que al
principio de la actuación el dj se dejó puesta la música de antes del show, y no
sabemos cuantas canciones estuvo sonando por debajo de la música de la banda,
hasta que éstos se dieron cuenta con el correspondiente mosqueo. Un pequeño
error, perdonable para esta sala de tamaño medio a la que deseamos prontas y
estupendas actuaciones de bandas de cada vez más renombre.
El público (unas 100 personas) lo dió todo en las primeras
filas, mientras que los viejos rockeros se deleitaban más tranquilamente unos
metros más atrás.
Destaco los temazos (mis preferidos), Killing Peace y 66 fuking 6, y otros temas de sus últimos álbumes como Children of the sand, Chaos King, Planting seeds of hate... Su época más antigua me gusta menos, pero aún así sonaron atronadores temas como Death Metal , Metal Forces, Onslaught…
Una banda que de no ser por el parón de tantos años en
silencio que tuvieron se podían haber colocado en un escalón más alto del que
están en la escena metálica, pero de seguir en la línea que siguen, por
seguro que irán ganando en calidad y
fama. Si aún no les habéis dado una oportunidad, empezad con su disco Killing
Peace y seguro que conquistarán vuestro duro y metálico corazón.
1 comentario:
Suena bien... habrá que darles una escucha a esos Onslaught :)
Quince añazos de parón, joer ni Anthrax.
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